Una foto, una antropóloga, una historia. Hoy, Hortense Powdermaker
(Fotografía: F. A. Balbi) |
Poco recordada a nivel internacional y casi
totalmente desconocida en nuestro medio, HORTENSE POWDERMAKER no fue una figura que hiciera
aportes teóricos trascendentes, pero sí una verdadera pionera del trabajo
etnográfico en los países centrales y del tratamiento de temas impensables para
su época, como el de las relaciones entre negros y blancos en el sur de EEUU
durante la década de 1930 y el de la organización de una industria (la
cinematográfica) durante la de 1940.
Powdermaker nació en 1896 en Filadefia, en el
seno de una familia judío-alemana de clase media, y murió en 1970. Estudió
historia y, luego de graduarse, trabajó por varios años como ‘organizadora’
para un sindicato de trabajadores textiles. En 1925 ingresó a la London School
of Economics and Political Science, donde fue una de los tres primeros alumnos
de Bronislaw Malinowski, junto con Raymond Firth (con quien trabó una larga e
íntima amistad) y E. E. Evans-Pritchard (es difícil escapar a la tentación del
chisme: según parece, fueron algo más que amigos). En la LSE asistió también a
las clases dictadas durante un semestre por A. R. Radcliffe-Brown y se interesó
por su punto de vista teórico pero, en definitiva, le atrajo más la mirada de
Malinowski. A este respecto, Powdermaker escribió: “Radcliffe-Brown era un
durkheimniano mucho más auténtico que M… Nunca oímos de isleños de Andamán que
rompieran las reglas, ni tampoco cobraban vida como personas... Estuve
fascinada por sus teorías durante un tiempo y permanecen conmigo pero nunca me
convertí en su discípula, como lo hicieron otros”. En cambio, tuvo una muy
buena y prolongada relación profesional y personal con Malinowski, a quien se
dirigía en sus cartas como “Dear Bronio.” Se doctoró en 1928 con una tesis basada en fuentes secundarias y dedicada al análisis comparativo del liderazgo en varias
sociedades ‘primitivas’. Luego hizo trabajo de campo en Nueva Irlanda,
Melanesia, de donde resultó una etnografía de tipo funcionalista que no obtuvo
críticas demasiado elogiosas (Life in Lesu: The Study of A Melanesian
Society in New Ireland, 1933). Pero lo verdaderamente interesante viene a
continuación, en una serie de trabajos donde se cristalizaría el interés de
Powdermaker por las personas ‘vivas.’
De regreso a su país, trabajó en el Institute
of Human Relations, en Yale, que por entonces dirigía Edward Sapir. En ese
contexto, Powdermaker profundizó su interés por los aspectos psicológicos de la
vida social, que ya había mostrado como alumna de Malinowski. En 1932 se dirigió a Indianola, Mississippi, en el sur
profundo de los EEUU, donde trabajó sobre las tensas relaciones entre negros y
blancos, desarrollando el que, según estimaba Eric Wolf en el obituario que
escribió para Powdermaker, “bien puede ser el primer estudio de una comunidad
moderna hecho por un antropólogo en los Estados Unidos, desarrollado en una
región profundamente marcada por antagonismos entre Blancos y Negros, donde
había escasa protección para cualquier persona que pudiera ser acusada de
perturbar el precario equilibrio racial.” Allí, siempre según Wolf, Powdermaker
analizó los “costos sociales y psicológicos” que comportaban las “estrategias
de adaptación” desarrolladas por negros y blancos. Suena a Cultura y
Personalidad pero no deja de ser impresionante para la época, especialmente
considerando que poco tiempo más tarde, en los años cincuenta, el condado donde
se ubica Indianola fue la cuna de la muy peligrosa organización racista White
Citizens Council. Esta investigación resultó en el libro After Freedom (1939),
así como en otro dirigido expresamente a un público de estudiantes de nivel
medio, donde desarrolló un examen antropológico y psicológico de las causas y
la dinámica del racismo en su país (Probing Our Prejudices, 1944). En un artículo reciente, Sherry Ortner se
pregunta cómo llegó Powdermaker a hacer un trabajo etnográfico como este, y
cita al respecto una carta en que ella misma explica que: “...el deseo de ir al
sur y estudiar a los Negros (y a los blancos de allí) brotó de un retorno
intuitivo a mi involucramiento en la sociedad. Cuando había dejado el
movimiento sindical (...) había pensado que debía y podía separar mi
preocupación por la sociedad de la investigación. Pero (...) la investigación
puede estar enraizada en una profunda preocupación por la sociedad.”
Entre 1946 y 1947,
Powdermaker se instaló en... ¡Hollywood! para desarrollar
una etnografía de la industria cinematográfica. Esto resultó en un libro,
publicado en 1950, que posiblemente ―no nos atrevemos a asegurarlo― sea el primer estudio antropológico
sobre industria alguna (Hollywood, the Dream Factory; no es fácil
encontrarlo pero hay una edición en castellano: Hollywood. El mundo del cine
visto por una antropóloga. México, FCE, 1955). Allí “trata de explicar, en
un lenguaje no técnico, cómo el sistema social a que está sujeta la producción
de las películas cinematográficas influye sobre las mismas” (p. 15 de la
edición del FCE). Según Wolf ―que nos parece una autoridad innegable a
este respecto―, “al diseccionar secuencialmente las etapas de producción, desde la
escritura del guión hasta el producto final, y las relaciones sociales
asociadas con cada una, ella proporcionó un poderoso
modelo para el estudio de procesos sociales en sociedades complejas”. En su
trabajo, Powdermaker enfatizó el “totalitarismo” de los cabezas de los estudios
y los productores ―que, en la tónica de Cultura y Personalidad, aborda en términos del
análisis de sus “características personales”―,
mostrando cómo forzaban a los escritores y directores a someterse a patrones
preconcebidos en base a criterios comerciales: así, refiriéndose a la relación
entre los productores y los escritores, escribía que aquellos “continúan a la
búsqueda de novelistas y autores de obras teatrales, inteligentes, a quienes
están dispuestos a pagar enormes sueldos. Después, insisten en que los hombres
realmente dotados de talento trabajen en una estructura que invalida sus
habilidades especiales” (p. 198 de la edición del FCE). “Nadie”, escribe por su
parte Ortner, “sea sociólogo o antropólogo, había hecho algo así antes.”
(Fotografía: F. A. Balbi) |
Su última investigación de campo se desarrolló entre 1953 y 1954 en Luanshya, en el Copper Belt de Rhodesia del Norte (hoy en día, Zambia). Allí analizó, según cuenta Wolf, "la extensión de las áreas de autoconciencia, percepción y acción, así como del rango de identificaciones, involucrada en el cambio desde la vida tribal hacia la locación urbana”; también atendió a la influencia de los medios de comunicación de masas, especialmente del cine. En su libro Copper Town (1962), además, dedicó un capítulo a una breve huelga de los mineros que se desarrolló durante su trabajo de campo, recuperando ―como observa Ortner― su interés temprano por el movimiento sindical.
Cabe preguntarse por qué Powdermaker es objeto
de tan poca atención. Es probablemente cierto que su interés por el funcionalismo malinowskiano y por la escuela de Cultura y
Personalidad no permitieron que su trabajo supusiera aportes teóricos de consideración. También
es posible que sus etnografías no fueran tan penetrantes como las de algunos de
sus contemporáneos. Pero cabe formular la hipótesis de que también se la ha
olvidado, precisamente, por los que fueron sus fuertes: la ‘preocupación por la
sociedad’ y por las personas reales, ‘vivas’; el interés por trabajar en su
propio país y con poblaciones que no eran abordadas por la disciplina; el
tratamiento etnográfico ―nada menos― de un tema tabú como el de las relaciones raciales en los EEUU; y el
acaso demasiado innovador interés por la meca del Séptimo Arte en tanto
industria. Quizás, entonces, Powdermaker ha sido olvidada, hasta cierto punto,
porque vivió y trabajó adelantándose a su época.
Referencias
ORTNER, Sherry (2016): “Pordermaker’s anthropology”. Anthropology of this century, 15. (Disponible en: http://aotcpress.com/articles/powdermaker/).
WOLF, Eric (1971): "Hortense Powdermaker 1900-1970," American Anthropologist 73, no. 3: 783-86.
Una versión previa de esta nota fue publicada en la página de Facebook “Antropología: social” el 15/08/2017.
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