NADA SE PIERDE
La monarquía divina de los shilluk del sur de Sudán: fotografías de Charles Gabriel Seligman (1910)
Los shilluk son una etnía que ha habitado históricamente
ambas orillas del río Nilo, en su paso por lo que hoy es Sudán del Sur. Con una
economía donde destacaba la ganadería y que incluía también la agricultura y la
pesca, los shilluk formaban una nación dotada de un rey (reth) que era
considerado, a la vez, como descendiente del linaje del fundador de la nación,
Nyikang (un personaje histórico, que conquistó el territorio y lo dividió entre
sus aliados), y como el portador de su espíritu. Así, el reth era el propio
Nyikang encarnado, y se consideraba que la prosperidad de los shilluk dependía
de su bienestar, lo que se vinculaba directamente con la idea de que, tanto en
caso de enfermedad o esterilidad del reth como de desgracias colectivas
(malas cosechas, derrotas en la guerra), era legítimo que otros miembros del
clan real lo asesinaran para propiciar el traslado de Nyikang a otro sucesor y,
con ello, la prosperidad de la nación.
Los shilluk atrajeron considerable atención de parte de los
antropólogos británicos de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX. La
identificación del reth con Nyikang fue considerada como el prototipo de
lo que se conoció como la ‘monarquía divina’ (aquellas en que el rey es
considerado como la encarnación de la divinidad), que fue uno de los temas que
ocuparon especialmente a Sir James George Frazer en La rama dorada.
También el matrimonio formado por Charles Seligman y Brenda Seligman (apellidada
Zalaman, desarrolló su carrera usando su apellido de casada), quienes visitaron
el sur de Sudán en tres ocasiones entre 1909 y 1921 por cuenta del gobierno
colonial, escribieron sobre la monarquía divina de los shilluk en su libro Pagan
Tribes of the Nilotic Sudan (1932). Buena parte de los debates en torno de
las monarquías divinas pasó por la pregunta acerca de si era o no cierto que
los shilluk mataban a sus reyes. En un ensayo famoso, titulado “La monarquía divina
de los shilluk del Sudán nilótico” (1948), Edward Evan Evans-Pritchard desechó
esa pregunta, aduciendo —desde un punto de vista
estructural-funcionalista— que lo relevante era determinar
el sentido y la función de esa creencia. Evans-Pritchard argumentó que el reth
shilluk tenía funciones sacerdotales antes que gubernamentales, que el gobierno
efectivo recaía en jefes de menor jerarquía que él, y que la función de la
monarquía divina consistía en ofrecer a los shilluk una representación de su
unidad como nación en la forma del valor axiomático de la figura de Nyikang. En
ese sentido, suponiendo que existieran, los alzamientos contra el reth
no serían revoluciones contra la monarquía sino rebeliones hechas en defensa de
esta y contra la supuesta debilidad de aquel.
Reproducimos algunas fotografías hechas por Charles
Seligman, que muestran uno de los santuarios de Nyikang, donde se consideraba
que éste habitaba cuando no había un reth en quien pudiera encarnar. Incluimos,
también, una fotografía de la tumba y santuario del decimosegundo reth, Nyadwai,
cuyas características y significación son similares a las de los santuarios de
Nyikang. (Una colección de 310 imágenes registradas por los Seligman durante sus expediciones al sur de Sudán puede ser consultada en la página del Pitt-Rivers Museum).
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POTLACH – Antropología y Política - ISSN 2953-5891
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